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Durante siglos se ha predicado que confiar a una mujer cualquier responsabilidad de gobierno serÍa 'algo que repugnarÍa a la naturaleza [...], un trastocamiento del recto orden y de todo principio de justicia'. Sin embargo, especialmente en la Francia del Antiguo RÉgimen, las mujeres se han arrogado ese poder, haciendo vanas en la prÄctica las leyes y las costumbres que se lo negaban. La mÄs destacada de todas fue Catalina de MÉdicis, que durante treinta aÛos logrÒ mantener intacta la autoridad real. Pero junto a las reinas ,y a menudo al mismo tiempo y en antagonismo con ellas, otras mujeres ejercieron, en los siglos anteriores a la RevoluciÒn, una enorme influencia sobre los equilibrios polÍticos internos y externos de la monarquÍa francesa: las poderosÍsimas amantes reales, quienes tuvieron que aprender a utilizar la astucia, a corromper, a castigar... y a salir de escena en el momento justo.