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Bob le Jlambeur
Ya ni el blanco y negro es callejero como la prehistoria de tus pasos. Tu avanzado índice de exabruptos resulta peliculero hasta en esta crisis de confianza. Y para la crisis de la crisis no te alcanza con otra germanía igual de liberada que el proyecto de acuerdo que se te descarrió como una hija con un extraño en la prevista ampliación de ensanche: Hola, ¿y de quién eres tú subordinada?
Entre guión y acotación, la frase estaba hecha para durar. Pero no será, no, esta respuesta la cita compuesta que tu sustituto invente, el lucrativo plano que emborrone el nieto con sus entradas antes de concordar el verbo para otra vez pasar a la acción retardada por la atávica vía libre de nuestra póstuma furia civil.