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En el reducido mundo del entretenimiento de los aÛos 50 y 60 no habÍa mucha elecciÒn. Para romper con esa tÒnica, irrumpe en EspaÛa un nuevo juego: El Pinball. Un gran cajÒn inclinado con bolas de acero que hay que hacer rodar y rebotar con los 'petacos' con la finalidad de que la esfera no se cuele por el sumidero. Y todo eso con un solo 'duro' y con el posible logro de una partida extra que alargaba la diversiÒn. Con estas sencillas reglas y su endiablada dificultad, enganchÒ a la juventud y se convirtiÒ en sinÒnimo de destreza en las cafeterÍas y recreativos.