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Cuando una cigüeña alza el vuelo, no sabe con certeza hacia donde la llevará el viento. Tampoco el viento sabe lo que se encontrará en el aire y ciertamente, el aire entra por las narices de los gatos, las personas que dibujan y las que cuentan historias. Como si fuera de boca en boca, pero de mano en mano. Diferentes creador@s se han reunido para narrar un día en Calle Blas.