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En la vida estamos de alquiler. Muchos lo ignoran e ingenuos se piensan propietarios de una casa, una piscina, un todoterreno... Pobres. En la vida estamos de alquiler y cada día pagamos peaje a cambio de un poco de felicidad, una historia de amor o un recuerdo imborrable. Eduardo Waisman lo sabe bien y lo escribe mejor. Estas Calles alquiladas son la memoria literaria de un vivir humilde e inteligente. En sus páginas encontramos todo aquello que un buen libro precisa: algo de ensoñación, algo de verdad y alta literatura. Más allá de los recuerdos personales, las calles de estas historias (situadas en Buenos Aires, San Diego o Madrid) nos desvelan una verdad tan emocionante como terrible: siempre, siempre, siempre, estamos de paso. Alejandro Pedregosa