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Los caminos de la terapia Familiar son muchos y variados, unos anchos y rectos como autopistas bien asfaltadas, otros, veredas que se retuercen con el suelo pedregoso y lleno de obst?culos. Los hay antiguos, que llevan a lugares conocidos y frecuentados, y nuevos, reci?n desbrozados, que se adentran en terrenos inexplorados en busca de nuevos territorios que no siempre hallar?n. A veces, se entrecruzan y superponen, desorientando al terapeuta viajero. Por ello, resulta ?til retornar, de cuando en cuando, al punto de partida, reconocer los or?genes y recorrerlos pausadamente, deteni?ndonos a contemplar los edificios que se han ido construyendo junto al camino.