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Desde hace décadas, la Organización Mundial de la Salud –OMS- considera que la obesidad es
una enfermedad crónica relacionada con más de cien enfermedades conocidas como comorbilidades, muchas de gravedad.
Por esta razón, en gran parte del mundo la obesidad se ha convertido en la segunda causa de muerte prevenible después del tabaquismo, al que podría superar en los próximos años.
Aunque se han logrado importantes avances en su tratamiento, la obesidad es una enfermedad crónica y si bien es posible alcanzar la recuperación, no tiene
cura.
Es decir, la persona que adelgaza no puede volver a sus hábitos anteriores, ya que de
hacerlo engordaría nuevamente.
En este contexto, el subimiento y desarrollo de opciones quirúrgicas para tratar la obesidad mórbida es uno de los progresos más alentadores en el
campo de la medicina.