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La naturaleza de la represión franquista debe entenderse como un ejercicio selectivo e institucionalizado de la violencia polÃtica que desplegó el Nuevo Estado. Estuvo orientada, en todo momento, al exterminio de las organizaciones polÃticas y sindicales que defendieron en el pasado un modelo polÃtico y económico de corte reformista comprometido con la mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras y con la defensa de su derecho y capacidad reivindicativa. Desde esta perspectiva, la represión se convirtió en tierras andaluzas en un claro instrumento al servicio de las clases rurales tradicionalmente dominantes con el que aniquilar las experiencias de democratización acaecidas en la etapa republicana en ámbitos tan sensibles a los intereses de aquéllas como el laboral o el control y gestión del poder municipal.