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Todo crecimiento implica un desequilibrio. Ese desequilibrio
comienza en un área, habitualmente las ventas, pero también puede producirse por una inversión sobredimensionada.
En cualquier caso, una parte de la empresa se ha desarrollado y el resto sigue igual por lo que habrá tensiones hasta que no se expanda toda la organización hasta el nuevo tamaño.
Una rueda con radios desiguales no puede girar.
Crecer altera la estructura del negocio y genera múltiples
complicaciones que requieren un conocimiento previo para
resolverlas con éxito.