Suscríbete a nuestro boletín de novedades y recíbelo en tu email.
Es cierto que Granada tiene una belleza casi adictiva. Lo he ido comprobando a través del tiempo. Si uno no se enamora de ella sentado en una terraza del AlbaicÃn o paseando por el bosque de la Alhambra, mejor es que deje de intentarlo. Poco a poco, como al pintor Apperley, me ha ido ganando Granada, hasta convertirse en la ciudad que quiero y siento como si fuera mÃa y en cuyas manos he depositado mi destino. Debo decir que la belleza de Granada no me ganó de sopetón, me ha ido ganado con el paso de los años, conforme he ido descubriendo lugares que no sabÃa ni que existÃan. Por supuesto quela Alhambra produjo en mà la misma sensación de los que sienten que están en un sitio extraordinario, lleno de historias y leyendas. También me ha ido ganando con el paso de los años su historia, sinduda una de las más apasionantes de toda España porque en ella se han dado circunstancias que no se han dado en ninguna otra.