Suscríbete a nuestro boletín de novedades y recíbelo en tu email.
Damos por hecho que los seres humanos somos egoÃstas y tendemos al mal. Por eso, resignados, afirmamos que el mal es inevitable. Todo lo que leemos sobre él no hace sino reforzar nuestro punto de partida. Y nos damos por vencidos: no tenemos remedio, el mal de hoy se repetirá mañana. Llegamos incluso a insensibilizarnos ante el horror. Pero ¿y si el mal pudiera pensarse de otro modo? Al recurrir al egoÃsmo, ¿estamos siendo ciegos a otras posibilidades para entenderlo? ¿Hacemos el mal más por falta de cuestionamiento de lo que realmente lo posibilita que por su carácter consustancial?