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Quien, por razÒn de un trastorno mental grave, comete un delito o carece de la capacidad mÍnima para comprender y defenderse en un proceso es, ante todo, una persona enferma. Proteger sus derechos y priorizar el tratamiento son las pautas que marcan el camino adecuado para evitar la peligrosidad y lograr su curaciÒn. Esta es, en esencia, la tesis que, desde diversos puntos de vista, acadÉmicos y profesionales, defendemos en este libro