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Junto al embarcadero, Jaime fue testigo del balance que hicieron dos personas recordando sus vidas cuando se encontraban en sus últimos días.
Un repaso libre de los vínculos, miedos, vergüenzas o prejuicios.
Estos últimos instantes de valentía y sinceridad, que transmitirán en Santiago tantas sensaciones y emociones, que marcarán su personalidad para el resto de su vida.
El autor describe a la perfección los cientos de lugares que recorrió cuando vivía en la Grao de Gandia, lugar que le inflamaron y que describe con sensibilidad a lo largo de toda la obra.