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La Gesta del 25 de Julio, la Milicia canaria y la única derrota del almirante Nelson. Henchido de arrogancia, el por entonces recién ascendido contralmirante Horatio Nelson -luego del combate del Cabode San Vicente, estando el grueso de la Armada española bloqueada en Cádiz-, urdió el ataque a Santa Cruz de Tenerife, sede de la CapitanÃa General y única plaza fuerte de Canarias. Asà escribió Nelson al almirante John Jervis, comandante de la Armada británica en el Mediterráneo: Pero ahora viene mi plan, que no puede fallar, que inmortalizarÃa a quienes lo pusieran en ejecución, arruinarÃa a España y tiene todas las probabilidades de elevar a nuestra Nación al mayor grado de riqueza que nunca haya logrado aún . En Santa Cruz aguardaba, conocedor de la alta probabilidad de un inminente ataque inglés, un viejo y sabio soldado, el teniente general don Antonio Gutiérrez de Otero, que contaba para la defensa con apenas tropa regular y la Milicia tinerfeña, campesinos faltos de instrucción yarmamento. Durante la tensa espera y las dramáticas jornadas, tres jóvenes amigos, FermÃn, Damián y Pilar, vivirán la más extraordinaria aventura, que cambiará el curso de sus vidas.