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Estos versos fueron escritos por Arthur Rimbaud en París, Bruselas, y otros lugares [no registrados] hacia el año 1872 con la excepción de ¿Qué nos importan, corazón mío?+, que data de 1871. Mucho de lo trabajado en este período fue incluido por el mismo autor, un año más tarde, en Una temporada en el infierno: un extenso poema, como ya sabemos, escrito en prosa. Pero en estos Nuevos versos…, a diferencia de sus primeras composiciones, comienza a manifestarse un siniestro hermetismo. Como una enredadera que crece en las murallas de un castillo, Rimbaud se propone encerrar +pero todavía no destruir+ las formas de versificar de la tradición poética francesa: versos impares [cf. Larme, Chanson de la plus haute tour, L'éternité, L'âge d'or, Honte], con frecuencia mezclados con versos regulares [cf. La rivière de Cassis, Comédie de la soif], que se liberan de la tiranía de la rima perfecta [cf. Jeune ménage, Larme…]. Pero no existirá tal hermetismo+ si primero no cae el castillo más poderoso de todos: el idiomático. Se lo debemos a Rimbaud, a su origen de clase+, a su absoluta modernidad, a su radical exilio