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Abraza el aire limpio como un pino de Roma: con dedos o con vidrios. Igual que un mirlo no vuelve más azul de los cielos, tampoco somos nosotros dioses en miniatura. Nuestra felicidad es nuestra insignificancia. La distancia, la altura, desdeña los hemistiquios de la piel. El cuerpo es un espacio invertido, por mucho que pedalees no importa. Es la misma razón de nuestra infelicidad. Mejor desabrocharse la camisa, apoyarse en la sombra de un pórtico, posar un antebrazo contra la piedra frÃa, mirar cómo va hundiéndose el sol tras los jardines, cómo el agua ¦que agasajó otros huesos¦ se vierte desde bocas de herrumbre, un bostezo de cráneos que arregaza a las piérides, a la ninfa que insiste en hacer de un labio un filo de verdÃn en el mármol. Andrés Catalán (Salamanca, 1983) es autor de Composiciones de lugar (UP José Hierro, 2010), Mantener la cadena de frÃo, en coautorÃa con Ben Clark (Pre-Textos, 2012, Premio de RNE), y Ahora solo bebo té (Pre-Textos, 2013). En 2015 obtuvo la beca Valle-Inclán de la Academia de España en Roma. Ha traducido, entre otros, libros de Seamus Heaney, John Berryman, Anne Carson, Robert Hass, Edna St. Vincent Millay y Louise Glück y preparado ediciones dela poesÃa completa de Robert Frost y Robert Lowell.