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Las artes textiles, especialmente el hilado, han sido actividades impuestas tradicionalmente a las mujeres. Los libros de moral y de conducta, salidos de la pluma de escritores como Juan Luis Vives o fray Luis de León, además de obras literarias como La Celestina, establecieron una honda ligazón entre las mujeres y la rueca o el huso, el hilo o la aguja. Estas fuentes y la documentación de los archivos revelan que la sociedad patriarcal ha utilizado las labores textiles para construir un ideal de feminidad y para controlar los espacios, los tiempos, las actividades y, en definitiva, la vida de las mujeres. En los albores de la Edad Moderna y entre las féminas de condición social elevada, triunfó una de estas labores textiles: el bordado. El bordado y otr ...