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De él se dijo que era el mejor y más fuerte barco polar jamás conocido. Había sido imaginado para resistir las peores condiciones de navegación para aprovechar la furia del viento y soportar los embates contra los bloques helados, duros como piedras y afilados como cuchillos para seguir adelante, siempre adelante: por eso los noruegos le bautizaron como Fram+. Desde sus primeras singladuras, el Fram simbolizó el espíritu explorador y el ansia por conocer, inagotable como un fuego imposible de apagar: por muchas dificultades que haya y por terribles que sean los peligros, siempre habrá alguien que decida hacerles frente para llegar donde nadie ha estado, para penetrar en lo desconocido, hasta la última frontera.