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La verificación de la calidad y salubridad de los vinos se ha venido basando principalmente en un control del producto final.
Este criterio es totalmente cuestionado hoy en día puesto que no contribuye a conseguir una seguridad alimentaria.
Ante esto los servicios de inspección evolucionan hacia un mayor control en origen, basándose en sistemas que analizan los peligros que pueden darse en la actividad industrial y tratan de evitarlos mediante la toma de medidas in situ.
De esta forma, la empresa debe estar involucrada en la realización de los controles.